Es la sobrecarga o exceso de información con
la que nos encontramos en la actualidad, hasta el punto de saturar la propia
capacidad humana para procesar y analizar tal magnitud informativa. Se
produce principalmente tras la llegada de internet, su crecimiento tanto a
nivel de usuarios y en consecuencia el incremento exponencial de información.
Recogemos más información de la necesaria para
apoyar la competencia y nuestras razones a la hora de tomar decisiones. Recibimos
una gran cantidad de información que no hemos solicitado ni nos es útil. Buscamos
más información de la necesaria para tratar de comprobar que la que se tiene es
la correcta. Necesitamos demostrar nuestra justificación de decisiones.
Recogemos información por si pudiese ser útil en
un futuro, también hacemos lo mismo con imágenes y textos. Se va a lo seguro y
tratamos de obtener toda la información posible sobre un tema. Nos gusta
utilizar la información como moneda de cambio para no quedarnos atrás respecto
a los que nos rodean. Agobio o ahogo derivado de la cantidad de datos o
informaciones. Parálisis por un volumen ingente de información. Desconcierto
ante tanto contenido sobre un tema.
La solución pasa por aprender a utilizar los
buscadores, realizando búsquedas avanzadas para eliminar el ruido y conseguir
unos resultados más pertinentes a nuestras necesidades de información;
priorizar aquel contenido crítico que nos ayudará a conseguir nuestros
objetivos inmediatos y relegar aquel que nos puede ser útil más tarde; utilizar
herramientas que agilicen nuestra consulta de información, al permitirnos
seguir de forma centralizada los contenidos de varias páginas web sin tener que
entrar en cada una de ellas. Informados sí, pero no saturados.
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